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martes, 30 de octubre de 2012

LA MUERTE ESCARLATA, los Homoioi (III)



 Hubo una época donde estos guerreros fueron la mejor fuerza militar del mundo occidental, donde su sola presencia en el campo de batalla infundía respeto para los aliados y terror para los enemigos. Una forma de vivir única basada en una crianza más elitista todavía, dieron como resultado una “raza guerrera” que con el tiempo muchos intentaron copiar y alcanzar su status; pero solo unos pocos lo lograron.
 Estos guerreros llevaron el entrenamiento al extremo buscando la perfección y a causa de esa búsqueda cayeron en la perdición de la oligantropia, 2500 años después, su nombre es símbolo de sacrificio, templanza, valor, fiereza y disciplina; algunos de sus métodos son utilizados hoy en día en entrenamientos militares y todavía siguen siendo considerados la elite guerrera más sobresaliente del mundo.
 Todo el mundo temblaba a sus pies, muchos creyeron que eran demonios con capas color rojo escarlata, otros tantos murieron hipnotizados por su pean; pero la mayoría de los que se animaron a enfrentarlos pudieron constatar que a La Parca le encanta matar con una dory en la mano y llevar un hoplon con la letra lambda en la otra.
 Estos guerreros eran Hoplitas, la infantería pesada Griega, iban armados con una lanza y un escudo, batallaban en formación de falange y eran un muro de bronce que aplastaba todo a su paso.
Pero estos no eran cualquier clase de hoplitas, eran los mejores, eran los Homoioi, Los Hoplitas Espartanos.
 Eran los mejores entrenados, tanto físico como mentalmente, habían depurado las técnicas de combate a la perfección logrando una hegemonía a lo largo de toda Grecia; pero su superioridad tendría un fin… y el principio de su fin tenia un nombre, Epaminondas.
 Esparta domino la península del Peloponeso desde el año 700 a.C. aproximadamente; pero cuando termino la guerra contra los atenienses en el 404 a.C., Esparta estaba a la cabeza de toda Grecia y se mantuvo allí por casi 30 años, donde la Batalla de Leuctra fue el punto de inflexión (si, se que suena poco 30 años, pero en aquella época donde ir a la batalla en todos los veranos era algo normal, 30 años fueron bastantes).
 El general tebano Epaminondas derroto a los lacedemonios con una maniobra que luego revolucionaria al estrategia militar de la época, la falange oblicua.
 Como sabemos, los comandantes siempre situaban a los soldados más expertos en la parte derecha de la falange, porque es hacia allí donde la formación tendía a inclinarse para cubrirse con el escudo de su compañero y este sector demandaba tener a los mejores soldados ya que estaban desprotegidos en el flanco.
 Utilizando esto a su favor, Epaminondas situó a su tropa elite, El Batallón Sagrado de Tebas (también conocido como el “batallón gay”), en el ala izquierda y con una profundidad de 50 soldados, cuatro veces más que lo normal.
 La falange se basa en su fuerza defensiva, por su pared de escudos, y en su fuerza ofensiva al situar un soldado detrás de otro empujando al de adelante. Si la fuerza de una falange de 12 hombres de fondo es tremenda (puede frenar hasta a un elefante de guerra), imaginen la de una falange de 50 hombres de fondo. Eso seria algo asi…


Nota: (En los últimos enfrentamientos antes de Leuctra, los tebanos utilizaban falanges de 25 soldados de profundidad para enfrentar a los Homoioi, que usaban 12, y aun asi perdían.)

 Luego de esta batalla, Tebas tomo el poder de Grecia, mientras Esparta caía en plena decadencia. Una de las causas principales de esto fue su propia ambición. La oligantropía de la agogé, su educación elitista, forjaba los mejores soldados del mundo, pero también hacia que se demoraran 20 años en generarlos de cero; y las guerras no esperan tanto.
 Desde el siglo VIII a.C. se creía que había unos 9000 homoioi. En el periodo clásico la cifra se reduce a 8.000 en plena Guerra del Peloponeso vemos que ha disminuido el número de forma significativa hasta llegar apenas a los 2.000. Para la Batalla de Leuctra no había más que 1.200 hoplitas disponibles, de los cuales 400 murieron durante el combate.
 La oligantropía fue debida a la alta mortandad derivada de la situación constante de guerra, el sismo del año 464 a.C. que  destruyó el gimnasio, matando a todos los adolescentes de Esparta, así como a la revuelta de los ilotas, que supuso diez años de guerrilla; la homosexualidad extendida, matrimonios tardíos, la eugenesia y la endogamia.
 Por último es muy importante tener en cuenta que tras la Guerra del Peloponeso se enriquecen unos pocos a costa del empobrecimiento general, que irán perdiendo la ciudadanía al tener que vender sus tierras, y una condición sine qua non para ser un homoioi es ser un ciudadano espartano.
 La “desaparición” de los espartiatas como potencia llego con el fortalecimiento de la Macedonia de Alejandro Magno y la posterior superioridad del Imperio Romano. Esparta paso a ser una ciudad de segundo plano, autónoma; pero irrelevante en las discusiones de poder.
 Su único rastro que perduraría con el tiempo es su educación que mostró destellos de sobrevivir hasta el siglo IV d.C. donde atraía a turistas ávidos por formar a sus hijos en el régimen más estricto conocido. Luego Esparta fue saqueada por los hérulos en el 267, y definitivamente arrasada por Alarico I, rey de los visigodos, en el 395. Los bizantinos edificarían luego la ciudad de Mistra cerca de las ruinas de la antigua Esparta.

 Los homoioi dejaron un legado eterno, el adjetivo espartano se asocia a invencibilidad, a esfuerzo, a fuerza titánica, a disciplina, a la dureza… un modelo a seguir dentro del campo de batalla; pero más que nada un anhelo, intentar ser lo mejor de lo mejor.

 Para terminar esta serie de post sobre los espartanos les dejo una foto de un tatuaje que tengo en honor a estos grandes guerreros…


 "Los espartanos no preguntan cuántos son los enemigos, sino dónde están... Vencer o morir!"

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